jueves, 29 de julio de 2010

Liderazgo Innovador


Ya hemos manifestado desde el blog de INOVA que el vehículo más importante y el centro de la innovación son las personas y su talento. Para que los proyectos innovadores de las empresas sean llevados a buen puerto, esas mismas personas necesitan un capitán que las oriente y las motive, igual que en un barco. Es decir, un liderazgo definido.

Las circunstancias empresariales han evolucionado: mayor competitividad, orientación al cliente, inclusión de los principios éticos y la RSE… Con el cambio de la cultura empresarial debe ir aparejado, evidentemente, su modelo de dirección. Se necesita un liderazgo innovador capaz de adaptarse a los nuevos puntos de referencia de las compañías.

Hoy en día, lo primordial es la adopción de técnicas de gestión que conduzcan al óptimo desarrollo del talento de las personas, de las que depende el desarrollo económico de la organización. En una sola frase, se trata de humanizar el propósito estratégico básico de la empresa, porque la entidad es realmente un conjunto de cerebros, con sus conocimientos y emociones. De nada sirve el presupuesto o la tecnología sin las personas que les dan vida.

Por ello, un liderazgo eficaz en la actualidad es uno que armoniza los valores de la organización con los de sus empleados, logrando así una importante fuente de ventaja competitiva. Es la dirección por valores.

Según un artículo de José Hernández Duñabeitia, director de la Agrupación de Sociedades Laborales de Euskadi, este liderazgo basado en valores responde a cuatro necesidades o tendencias adaptativas de las empresas:

- La necesidad de calidad y orientación al cliente.

- La necesidad de autonomía y responsabilidad profesional.

- La necesidad de la evolución de jefes a líderes facilitadores.

- La necesidad de estructuras organizativas más horizontales y ágiles.

La idea que resume el porqué del cambio de estilo en el liderazgo es que la existencia de unos cuantos valores compartidos y entendidos realmente por todas las personas que integran la empresa es el arma más potente para cohesionar y encauzar el esfuerzo de desarrollo estratégico. Además, la dirección por valores favorece la gestión del cambio: todas las evoluciones adaptativas que se dan en la corporación, y que son la puerta necesaria para la innovación y la mejora de los resultados.

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