jueves, 26 de agosto de 2010

Ante la crisis, optimización y tecnología


A veces, el tamaño de una empresa puede ser un obstáculo para la competitividad, si eso ralentiza las operaciones e impide la rapidez de respuesta ante el mercado. Las organizaciones pueden dotarse de mayor agilidad empresarial a través de la optimización de sus procesos de negocio. El objetivo es mejorar el rendimiento, reducir los costes y encontrar nuevas vías para ampliar la actividad, siendo proactivos ante los cambios.


Según un estudio realizado por el IBM Institute for Business Value (IBV), 'A New Way of Working: Insights from Global Leaders', y para el que se entrevistaron a 275 ejecutivos de todo el mundo, las empresas que mayor rendimiento están teniendo en sus sectores se han centrado precisamente en aumentar la agilidad empresarial mediante prácticas de trabajo y procesos empresariales que les ayudan a ser más dinámicas, colaborar mejor y estar mejor conectadas.

El estudio también reveló que la probabilidad de que los líderes actuales del mercado utilicen el modelado y la automatización para comprender y mejorar sus procesos empresariales se ha duplicado, y la probabilidad de que usen espacios de trabajo de colaboración se ha triplicado.

Estos resultados demuestran que las compañías son cada vez más conscientes de que los procesos empresariales son fundamentales para desempeñar a tiempo y sin dificultades, y por supuesto, con éxito, cualquier tarea: desde las admisiones hospitalarias hasta el diseño de productos y su distribución, el pago de facturas o los procesos de reclamaciones.

En la optimización de procesos la palabra clave es simplificar. Los entornos simplificados son esenciales para las organizaciones de todos los tamaños, a la hora de optimizar sus infraestructuras de tecnologías de la información y dinamizar los centros de datos para poder competir mejor en el mercado global. El secreto está en concentrarse en lo importante, externalizar todo lo que suponga un coste inasumible y lanzar iniciativas que permitan afrontar con garantías los “tiempos difíciles”.

Es decir, externalizar las tareas ajenas al núcleo del negocio, para centrar todos los esfuerzos en los procesos que sí impactan directamente en la ventaja competitiva. En la coyuntura económica actual es doblemente importante centrar los recursos, y en concreto los humanos, sin duda los más importantes, en las áreas adecuadas de nuestra compañía, preparándolos para nuevas tareas si hace falta.

En este sentido, son múltiples los beneficios que aportan las Tecnologías de la Información de cara a ayudar a las empresas a superar el actual contexto económico de crisis. Invertir en tecnología para mejorar los sistemas de gestión es clave. Son el soporte necesario sobre el que desarrollar los cambios imprescindibles a los que obliga la nueva situación.

La reducción de costes pasa por optar por transformaciones sustanciales en la operatividad de las empresas a través de la tecnología. Además, los factores necesarios para la recuperación económica, como la generación de confianza o la diferenciación, dependen mucho de la gestión tecnológica. La tecnología puede hacer mucho por la confianza, gracias a la transparencia que da el poder “abrir” la organización a clientes, proveedores y socios. La información genera confianza si se sabe utilizar los nuevos canales, herramientas de inteligencia, cuadros de mando y otras iniciativas de participación. En la diferenciación la clave es la innovación, en la que las TIC tienen, como es evidente, mucho que decir.