jueves, 9 de diciembre de 2010

Cómo evitar la temida resistencia al cambio


Los cambios más habituales a los que se enfrentan las compañías en el estado actual de las cosas suelen ser el replanteamiento de su modelo de negocio; la revisión de sus procesos para ajustar sus estructuras de costes y gastos y la re-capacitación y especialización de su equipo humano para poder responder a las nuevas necesidades reales del mercado.

Siguiendo con el decisivo problema de la resistencia al cambio que se pueden encontrar en el interior de las organizaciones a la hora de tomar medidas para aumentar la eficacia o realizar reestructuraciones, creemos que es importante remarcar que el primer paso es ser consciente de las consecuencias que dicho proceso tendrá en el trabajo y vida diaria del personal. Insistimos porque, de lo contrario, el fracaso sería estrepitoso.

Para llevar a cabo con éxito un cambio sustancial dentro de la empresa, los expertos recomiendan seguir los siguientes pasos:

1. Diagnóstico. Evaluar pormenorizadamente la situación actual de la empresa; teniendo en cuanta todas las variables implicadas, las novedades presentadas en el mercado que afectan a la firma y la forma de actuar de nuestra competencia. Se trata de obtener un panorama general tanto interno como externo. Es importante analizar el modo de coordinar las nuevas medidas con el sistema que se tiene y las competencias del personal.

2. Implicación. La gente se resiste a un cambio cuando se le impone sin ser informada sobre sus causas, beneficios o lo que supondrá para sus hábitos. Hay que indicar a todos y cada uno de los miembros de la organización en qué consistirá ese proceso, el por qué de la decisión y qué papel cumplirá cada persona.

3. Acción planificada. Es bueno crear una estructura jerárquica más flexible para dar una respuesta rápida a las dudas del personal y de los clientes. También hay que diseñar un plan de acción para identificar una secuencia de qué actividades integrarán esa transformación.

4. Liderazgo ante todo. El movimiento debe ser encabezado por el director de la empresa, los trabajadores deben ver claramente el apoyo de la dirección y sentir que la motivación viene desde arriba y que contempla metas concretas.

5. Trabajo en equipo. Se recomienda crear un equipo con ‘agentes de cambio', de personas que conozcan al detalle la empresa y entiendan la importancia del proyecto. Es importante reunirse una vez a la semana con ellos para ponerlos al día sobre el proceso y que éstos, a la par, transmitan la información al resto del personal y trabajen la capacitación respectiva.

Posteriormente, hay que tener reuniones mensuales e ir fijando protocolos que todos los integrantes de la organización deberán cumplir.

6. Máxima atención. Es importante monitorear los puntos que va generando el cambio y compartirlos. Los primeros 90 días, tras la implantación de una medida, se deben tener ciertos resultados y eso ayuda a motivar a la gente.

7. Mantenimiento.
Una vez instaurado el proceso hay que darle mantenimiento mensual a esa estrategia y cuantificar los resultados. Si la gente deja de estar informada sobre los pormenores, retos, nuevas tareas, etcétera, pensará que al "líder no le importaba tanto este asunto y se pierde".

La máxima que hay que seguir en todo momento es que las novedades introducidas deben estar siempre en sintonía con las preocupaciones centrales de la empresa, con su cultura corporativa, como ya hemos explicado anteriormente.

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